Koora (del gr. territorio) Linax

" Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara." (Epílogo de -El Hacedor- Jorge Luis Borges)

PáginasInicio

domingo, 12 de marzo de 2017

Herencia libresca

Lo mejor del mes de marzo era la inquietud de finalizar el invierno, después de ir organizando durante días el próximo traslado. Estaba amaneciendo y Sofía miraba la muralla vieja desde el cristal del balcón, mientras el sol capturaba la violácea jacaranda cerca de la calzada; quiso conservar esa imagen del árbol sobre el fondo de sillares ocres con argamasa de siglos, como una forma de decirle: te echaré de menos. Dejó el edificio vacío, ya nadie vivía; se dirigió al auto estacionado frente al portal, sintiendo un escalofrío de escapada.

Arrancó el motor y se dirigió por la zona norte hacía la Sierra. Su destino era Brumalia, un pequeño municipio en el noreste de la provincia. Dejó el polígono industrial atrás después de repostar el Suzuki en una central de energía. Las montañas de un azul oscuro lindaban como una gran muralla. Apenas había tráfico, lo que hacía el viaje más relajado en apenas una hora de trayecto. El paisaje le despertaba la nostalgia de cuando caminaba por esa bondad invisible entre el mar y la arena, con un sentimiento oceánico desde la Ensenada hasta el Faro. Ahora tocaba llegar a un nuevo lugar, salir de otro. Mudarse. Cuando el amor nos salva nunca es demasiado tarde para cambiar y buscar nuevos apegos.

Llegaba un tiempo donde encontrarse más segura ante los acontecimientos ocurridos en la Europa de finales del siglo XXI; la crisis energética, la divergencia multicultural o los confesionalismos; hacían difícil la convivencia social. Sus padres le aconsejaron que se fuera a vivir cerca de ellos, a un lugar más sereno para los tiempos que corrían. Dejaron la casa de la costa, por la subida del nivel del mar en todo el litoral. Para todos supuso un destierro climático.

Marina, su madre, se dispuso a desembalar parte de las cajas del nuevo hogar, cuando oyó un ruido de pasos sobre la grava de la entrada. Salió a comprobar si era su hija. La alegría de verla le iluminó el rostro y la tranquilidad que recorría todo su cuerpo era mucho mayor. Ya está aquí. No en la sombra del mundo.

¿Qué tal el viaje?—preguntó Marina mientras la abrazaba.

Bien. Disfrutando, pues apenas había tráfico. Ese olor de la Sierra cerca del Puente Tizón, a pino, encina, romero; sobre la tierra apacible que lo envolvía todo en un paisaje dulce...—dijo Sofía inspirando hasta llenar sus pulmones.

Vine el otro día cuando llegó el transporte de mudanzas. Esta mañana abrí la caja de la abuela Elena. Quiero dejarte el testigo de los libros y el cuadro que pintó la madre de ella, mi abuela Rafaela. Y ahora también llega el momento de leerte la carta que le escribió a Elena, su tía Isabel.

Se sentaron en los primeros peldaños de la escalera y Marina comenzó a leer…

Mi querida Elena, recuerdo antes de que nacieras que tus padres y yo pensamos en tu nombre. Es de origen griego y significa antorcha; bonito, sonoro, poderoso y preparado para afrontar el conflicto. En broma siempre le añadía lo de Troya «Elena de Troya» y tú sonreías. No tengo hijas y eres como una para mí. Sabes que amo los libros y no quisiera irme a la tumba sabiendo que toda mi biblioteca sobre nosotras, las mujeres, acabará con el tiempo desapareciendo apulgarada en el depósito de a saber dónde. Esto de la globalización me mosquea a futuro vista. Creencias y costumbres diferentes nos pueden llevar a inercias superadas con el tiempo, que nos hagan retroceder. Ocurrió en algunas etapas de la historia; así que no me fío. He abierto un frente en esto de no perder los logros conseguidos en igualdad; aunque prefiero la palabra equidad que posee una connotación más espacial, geométrica —eres ingeniera, así que las equidistancias se te dan bien—. La igualdad lo uniformiza todo sin manifestar la individualidad. La equidistancia nos reconoce en la diferencia. Elena, sólo el conocimiento y la cultura nos puede salvar, de no acabar en cautiverios difíciles de escapar. No podemos volver a tener otra orfandad histórica. Hemos sido el pasado silenciado. Es necesario tener modelos de mujeres, igual que existen de varones. Nuestra biografía, nuestra historicidad, no permanecer en el abandono y la desmemoria. Comprender por qué ocurrieron las cosas en estos tres mil años de historia. Saber el territorio que pisas es fundamental para no correr riesgos. Necesitas libros, experiencia vivida. El calendario de nuestra historia tiene mucha madeja que desenredar, por la maraña de cimientos olvidados. Hemos sido productoras de realidades, escondidas en tanto discurso ajeno. Vidas agujereadas en el silencio del tiempo.

Esta idea que yo llamo de «revolución libresca» se puede llevar a cabo desde un lugar concreto. ¿Recuerdas que en una ocasión te hablé de un molino en Brumalia? Se encuentra en el desnivel de una atalaya cerca de un puente -El Tizón-. Lo construyó el bisabuelo Pedro. Frente a él una torre vigía medieval espía el paisaje. El pequeño terreno quedó sin vender y sigue allí enrocado a que los descendientes lo rescaten. Sería un bonito lugar, una vez acondicionado, para esta pequeña biblioteca. En cuanto a los libros, yo tengo mi propia catalogación pero tú podrás organizarla como quieras. Mujeres en la historia, escritoras, viajeras, científicas, aventureras… Los referentes que he tenido para su creación, han sido diversos y personales, influidos por las propias vivencias. He incluido también a autores masculinos que he considerado deberían estar ahí. Seguro que contigo va creciendo de forma diferente. No es necesario que la continúe una mujer de nuestra genealogía familiar, lo importante es la confianza en la custodia y su seguimiento.

Somos la brecha, somos el presente y no el botín de la bestia. El tiempo apremia Elena. Siempre te llevaré en mi corazón.

«¡Oh, pensamiento meridional, la guerra de Troya se libra ahora lejos de los campos de batalla! Y también esta vez, los muros terribles de la ciudad moderna caerán para entregar, “alma serena como la calma de los mares”, la belleza de Helena.(Albert Camus. 1948).»

Sofía miró a su madre en silencio, se levantó dirigiéndose a las cajas, tomó el cuadro y comenzó a ordenar los libros por categorías.

Un ajuar de supervivencia. Dibujo a lápiz y rotulador. Rafaela Navajas Ruiz

No hay comentarios:

Publicar un comentario